Continua el artículo de Ramón Aguadero sobre su experiencia en Mozambique
¿Cuál es el futuro de este país?
Mozambique, cuyo presupuesto se financia en un 50 por ciento con ayuda exterior, cumple fielmente los dictados del Banco Mundial y del FMI, y según estos “expertos” su economía “va bien” y el país progresa. La entrada de inversiones se deja notar sobre todo en las zonas dirigidas por el gubernamental FRELIMO: en Maputo, la capital, y en el norte, sobre todo en Nampula, potencial centro turístico que va camino de desbancar a Beira como segunda ciudad del país. En el centro y en las zonas rurales esa mejora no es tan evidente. El último informe del PNUD es relevante. Sobre 177 países, ocupa el puesto 168. Los datos siguientes nos explican esta realidad. Realidad más sangrante si las comparamos con la situación en nuestro país.
MOZAMBIQUE ESPAÑA
ESPERANZA DE VIDA 42 años 79,5 años
Nº MÉDICOS/100.000 HAB. 2 320
ENFERMOS DE SIDA MÁS DE 2.000.000 120.000
TASA ANALFABETOS 53,5% 2,3%
ÍNDICE ESCOLARIDAD 43% 94%
RENTA PER CÁPITA 1.009 € 20.233 €
CONSUMO ENERGÍA/HAB. 378 KWH 6.154 KWH
NºAUTOMÓVILES /1.000 HAB. 4,9 472
Nº TELEF. FIJOS/1.000 HAB. 4 429
Nº MÓVILES / 1.000 HAB. 23 916
Ante este panorama te preguntas por donde buscar una salida. Constatas una evidente falta de preparación técnica, pero sobre todo, de una formación básica en buena parte de la población; el país, a pesar de sus recursos, tiene que recuperarse de los años de guerra, pues no dispone ni de las infraestructuras ni de los medios humanos y técnicos para “competir” en la economía global; hay un sentimiento de fatalismo sobre la propia capacidad de salir adelante; el sistema judicial es casi inexistente, con pocos medios, lo que unido a una cultura del clientelismo y la corrupción (por otra parte lógica en una parte del mundo donde la gente lo que se plantea es, simple y llanamente, la supervivencia diaria) ralentizan los procesos democratizadores y de desarrollo…
Y aunque es cierto que la sociedad y el país deberían olvidar lastres históricos para salir adelante, la impresión es que estos pueblos se encontraron, sin comerlo ni beberlo, con una civilización occidental cuya superioridad técnica supuso una colonización y dominación que a día de hoy se traduce, en la aldea global del siglo XXI, en estar en inferioridad de condiciones para conseguir el desarrollo y la autonomía necesarios que permitan unas condiciones de vida dignas a su población.
¿Y esto, qué tiene que ver con nosotros?
La mayor riqueza que he encontrado en África es su gente. La falta de sentido y de rumbo en la Europa del consumismo, allí no existe. Las dificultades de la vida diaria no solo agudizan el ingenio del mozambiqueño, sino que son el acicate para celebrar profundamente los pequeños y grandes sucesos de cada día. Si algo he encontrado en Munhava, es la autenticidad en el compartir y una alegría contagiosa. En los huérfanos del hogar de la parroquia, últimos entre los últimos, muchos de ellos con historias difíciles de curar, éstas no son obstáculo para los juegos, el canto, o el baile. Mis alumnos en Málaga no tienen nada que ver con unos niños de una creatividad asombrosa y cuyas risas me despertaban a las 6 de la mañana y así seguían hasta la hora de acostarse.
El realismo es muy distinto del pesimismo. Por eso, la compleja situación descrita no puede ser la excusa para no hacer nada y dejar que las cosas sigan como están. Son ellos los que muestran que es posible la esperanza, los que la necesitan y los que van a luchar por un futuro mejor. África tiene una responsabilidad, pero Europa no puede dejarla sola. Nunca ha habido tanta riqueza en el planeta. Nunca ha habido diferencias tan abismales. No podemos decir que nosotros no somos conscientes de lo que pasa. En la opción por los empobrecidos, en la gestión justa del fenómeno migratorio, en poner la bases de una sociedad intercultural se juega hoy el destino del planeta y la credibilidad de nuestra Iglesia. Nosotros, ¿preferimos mirar para otro lado e instalarnos definitivamente en el buen vivir que nos ata y modela cada vez más o tenemos algo que hacer y decir?