Una delegación senegalesa encabezada por el ministro de Finanzas, Chiekh Diba, ha participado del 13 al 18 de octubre en las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Grupo del Banco Mundial en Washington, con el objetivo de negociar un nuevo programa económico y financiero para Senegal. Estas negociaciones son claves para el país, que actualmente busca la recuperación de la confianza internacional en términos económicos, así como consolidar una política que fomente la transparencia y sostenibilidad financiera en el país y un buen control de la deuda.
El contexto y relevancia de estas discusiones se deben a una crisis de credibilidad originada bajo el mandato del anterior presidente del país, Macky Sall. Un informe conjunto del FMI y el Tribunal de Cuentas, descubrió que entre 2019 y 2024, Senegal contó con entre 6000 y 7000 millones de dólares de deuda no declarada. Esto generó, según últimas estimaciones, un déficit presupuestario de Senegal del 14 % del PIB y una deuda pública que supone aproximadamente el 100 % del PIB. Ante esta situación, el FMI decidió congelar el programa de ayuda de 1.800 millones de dólares, dudando de la fiabilidad financiera de Senegal y acusando al país de haber omitido esa deuda para continuar cobrando las ayudas. El expresidente continúa negando la acusación y defendiendo que es absurda la idea de “una deuda oculta”.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha expresado su satisfacción con los esfuerzos de transparencia del nuevo gobierno liderado por el primer ministro, Ousmane Sonko. Así, se han vuelto a iniciar negociaciones sobre un nuevo programa de asistencia financiera en el país. Al mismo tiempo, Sonko insiste en la importancia de restablecer la disciplina fiscal y el rigor en la gestión de las cuentas públicas. Para ello, su gobierno ha propuesto soluciones como la emisión de bonos por valor de 300000 millones de francos CFA ( cerca de €) con el objetivo de movilizar a la diáspora. A su vez, ha presentado un plan de consolidación fiscal, con la intención de reducir el déficit al 3 % del PIB para 2027, entre otras cosas, el plan incluye: el control del gasto público a través de la centralización de la gestión de deuda, la creación de una cuenta única del Tesoro y la reducción gradual de subsidios.
Fuente: La Nouvelle Tribune
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