Lucha y archivo, por Sean Henry Jacobs (parte 1/3)

3/09/2025 | Cultura

Está generalmente aceptado que, durante la posguerra del siglo XX, las principales figuras de la lucha por la liberación de Sudáfrica fueron Albert Luthuli, Oliver Tambo, Nelson Mandela, Joe Slovo y Winnie Mandela. Alrededor de este grupo central existía una red más amplia de activistas que apoyaron las extensas operaciones de exilio del Congreso Nacional Africano (CNA). Dentro de este círculo más amplio se encontraba un pequeño número de sudafricanos blancos que se alinearon abiertamente con la lucha contra el apartheid –incluyendo su resistencia armada– y que se sometieron al liderazgo negro y vivieron en otras partes del continente. Entre ellos se encontraban Ruth First, esposa de Slovo, y Albie Sachs, abogado y escritor.

Aunque Sachs llevaba mucho tiempo vinculado públicamente con el CNA– liderando varias de sus campañas mediáticas en el Reino Unido a finales de las décadas de 1960 y 1970– alcanzó mayor prominencia en 1988, cuando resultó gravemente herido en un atentado con coche bomba en Mozambique. En aquel tiempo trabajaba como profesor de derecho en Maputo, capital de Mozambique, cuando el régimen del apartheid envió terroristas de Estado para asesinar a Indres Naidoo, representante del Congreso Nacional Africano (CNA) con sede en la ciudad. Los agentes colocaron una bomba en el coche de Naidoo, sin saber que Sachs lo había tomado prestado ese día. Sachs sobrevivió a la explosión, pero perdió un brazo y la vista de un ojo.

En lugar de intimidarlo, el ataque solo profundizó el compromiso de Sachs con el movimiento de liberación. En los años siguientes, se involucró más en el trabajo del CNA. Tras el levantamiento de la proscripción del CNA y la liberación de Nelson Mandela, Sachs regresó a Sudáfrica. Tras las históricas elecciones de 1994 que llevaron al CNA al poder, fue nombrado juez del nuevo Tribunal Constitucional del país. Ahora, con 90 años y viviendo retirado en Ciudad del Cabo, Sachs ha dedicado los últimos años a reflexionar sobre su vida.

Parte de esta reflexión implica la creación de legados y archivo. Sachs no es ajeno al autoarchivo. Ha escrito numerosos libros: El diario de Albie Sachs en la cárcel, Stephanie en juicio, La suave venganza de un luchador por la libertad y La extraña alquimia de vida y ley. También fue protagonista de al menos otro film documental en 2014. Esto, junto con material de archivo, incluyendo dramatizaciones de la BBC de sus escritos, utilizado en el documental Albie: Una extraña Alquimia, sugiere que es un hombre que ha trabajado durante mucho tiempo para forjar su legado.

El resultado es una serie de publicaciones mediáticas bajo el amplio título de «La Colección Albie«, que Sachs concibió junto a su esposa, la arquitecta Vanessa September. En concreto, la “colección” consiste en un archivo en línea, una exposición en el Museo Zeitz MOCAA de Ciudad del Cabo titulada “Primavera es rebelde: Resistencia, Liberación y Transformación Humanista en el Arte y Vida de Albie Sachs” (del 24 de julio de 2025 al 31 de mayo de 2026), y Albie: Una Extraña Alquimia, que se estrena en el Festival de Cine Documental Encounters de Johannesburgo y Ciudad del Cabo.

La película, que nos ocupa principalmente aquí, merece la pena ser descubierta. Evita un enfoque lineal y se desarrolla no como una recta cronología, sino como una serie de colisiones, exilios y transformaciones. Presenta un collage de viñetas que incluye fragmentos de memoria, entrevistas íntimas, material de archivo y momentos de reflexión personal y política.

Vemos a Sachs reflexionar sobre su activismo político: sus arrestos, su aislamiento y el atentado con coche bomba de 1988. Pero más allá de estas grandiosas narrativas de heroísmo, Albie: Una Extraña Alquimia se centra en su vida interior: sus relaciones, sus reflexiones, sus dudas y sus afectos.

Por este enfoque, debemos agradecer al editor Khalid Shamis y a la directora Sara de Gouveia.

Los inicios de Sachs son tan particulares como emblemáticos. Como detalla la «Colección Albie«, Sachs es nieto de refugiados lituanos judíos que huyeron del antisemitismo hacia Sudáfrica. Su padre, Solly Sachs, fue una figura clave en el surgimiento de sindicalismo moderno en el país. Aunque creció en la privilegiada blanca Ciudad del Cabo —en la costa atlántica y asistiendo a escuelas locales de élite—, su educación estuvo políticamente marcada.

Sean Henry Jacobs

Fuente: Africa is a Country

[CIDAF-UCM]

 

Autor

  • Fundador de Africa is a Country y profesor de Asuntos Internacionales en The New School.

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