Según Marwane Ben Yahmed, de Jeune Afrique, con un poco de visión, determinación y rigor, podemos transformar los desafíos que enfrentamos en una oportunidad única para poner al continente africano en la vanguardia.
¿No supondría esto un cambio de paradigma?
Hasta finales del siglo XX, el eje de nuestro planeta estaba situado en Occidente. Ahora se está moviendo en dirección a Asia. Occidente, representa hoy poco más de 800 millones de habitantes. Si mañana el eje del mundo cambiara nuevamente, es seguro que se desplazaría hacia África, que en menos de treinta años tendrá 2.500 millones de habitantes. Esto ejerce presión sobre los sistemas de educación, salud e infraestructura que ya son incapaces de satisfacer las necesidades actuales. África en 2050 será lo que sus dirigentes, ciudadanos y socios decidan hacer de ella.
¿No es esta explosión demográfica el principal obstáculo?
Siempre según Ben Yahmed, nuestra demografía podría convertirse convertirse en una formidable fuerza motriz, si actuamos con visión y determinación. Mientras otras regiones del mundo luchan por renovar sus generaciones, África, con una edad promedio de no más de 20 años, tiene un potencial humano considerable. El verdadero desafío reside pues en la capacidad de nuestros dirigentes para transformar a esta juventud en una palanca de desarrollo.
¿Qué condiciones serían indispensables?
La educación debe convertirse en una prioridad absoluta. Sin un acceso generalizado a una educación de calidad, los jóvenes quedarán atrapados en un círculo vicioso de pobreza y frustración que alimentará la migración forzada, las tensiones sociales, la inseguridad y, en algunos casos, los conflictos. La creación de empleo sostenible es un pilar esencial. Cada año, casi 20 millones de jóvenes acceden al mercado laboral. Industrialización, agricultura modernizada y nuevas tecnologías. Invertir en infraestructura digital y energética, fortaleciendo las cadenas de valor agrícolas y apoyando el emprendimiento. Obviamente esto tiene un coste: una mejor gestión de los recursos naturales que tenemos en abundancia.
¿Es posible un cambio tan radical?
Algunos países, que estaban en el mismo nivel de desarrollo que nosotros en los años 1960, o incluso por debajo, nos han superado en gran medida en términos de riqueza producida, empleos generados y bienestar social. Malasia, Vietnam, Corea del Sur… Todos ellos lo hicieron hace tiempo, sobre todo invirtiendo masivamente en educación. ¿Por qué no pudimos lograrlo si no fuera por falta de voluntad?
África en 2050 será lo que sus dirigentes, ciudadanos y socios decidan hacer de ella. La demografía es una oportunidad para mirar hacia el futuro con ambición y esperanza.
Bartolomé Burgos
CIDAF-UCM
