Los dinosaurios africanos se aferran al baobab

31/01/2012 | Opinión

El 14 de enero, un año tras la salida de Ben Ali, los dinosaurios africanos, esos dirigentes en el poder tras más de un cuarto de siglo, han resistido todas las tempestades de 2011 y ahí siguen. Pero, ¿Qué les depara el año 2012?

En el África subsahariana las revoluciones del mundo árabe han sacudido los cocoteros pero no han desraizado los baobabs.

Recordemos que el nombre baobab procede del árabe “bu hlowdotibab” que significa “fruta con numerosas semillas”. Y no se descarta que en 2012 las semillas de las revoluciones árabes encuentren en el África al sur del Sahara un terreno fértil…

En África, dos dirigentes se disputan el título poco envidiado de jefe de Estado en ejercicio que lleve más tiempo en el poder: Teodoro Obiang Nguema (Guinea Ecuatorial) y Eduardo Dos Santos (Angola). Desde agosto de 1979 y septiembre de 1979 respectivamente.

Prácticamente hay que abrir un libro de historia para averiguar lo que ocurrió en ese año… Entonces, el mundo vivía inmerso en plena guerra fría, el presidente americano Jimmy Carter gobernaba en Washington y vigilaba de reojo al soviético Leonidas Brejnev en Moscú.

En Irán se proclamó la república islámica. La segunda crisis petrolera sumergió a Occidente en una larga crisis económica. El presidente francés Valéry Giscard d´Estaing se pilló los dedos de las manos con el asunto de los diamantes de Bokassa, el antojadizo dirigente centroafricano derrocado ese mismo año.

Pero a la espera de que la Historia diga su última palabra, demos una vuelta por casa de esos últimos “dinosaurius africanus”.

Teodoro Obiang Nguema (Guinea Ecuatorial)

Sentado sobre una montaña de petrodólares, el dirigente de la pequeña Guinea Ecuatorial no vio que nadie pusiese en duda su poder en el interior del país durante 2011. Incluso ha sido designado presidente de la Unión africana, para gran disgusto de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, muy críticos con sus antecedentes en este asunto.

Llegó al poder gracias a un golpe de Estado que derrocó a su tío, fue elegido en 1989, y después reelegido en 1992, 2002 y 2009 (con más del 95% de los votos) en unas elecciones siempre controvertidas. A sus 69 años, sigue dirigiendo con mano de hierro esa antigua colonia española de menos de un millón de habitantes.

En noviembre, un referéndum constitucional fue aprobado con un marcador soviético (97,7%) que constituye un buen indicador de la vida democrática del país. La oposición cuenta con un solo diputado en el Parlamento, Plácido Mico. Los demás opositores están en el exilio.

La libertad de prensa es de las más restringidas pero las compañías petrolíferas le hacen ojitos al tercer productor de oro negro en el África subsahariana. El régimen se ha embarcado en una ambiciosa política de grandes obras y los grupos extranjeros de BTP se frotan las manos. Negocios, como de costumbre.

José Dos Santos (Angola)

Algo comienza a moverse en Angola. Por supuesto, aún no es el gran vendaval que desraizó a Ben Ali, Moubarak y Gadafi. Pero la brisa angoleña ha erizado el pelo del todopoderoso José Dos Santos que, desde la muerte del jefe de los rebeldes Jonas Savimbi, no tiene prácticamente ningún adversario de consideración.

Pero las calles rugen. Durante todo 2011, jóvenes activistas han desfilado en Luanda para pedir más libertad y también un reparto equitativo del “pastel petrolero”.

El país debería pronto superar a Nigeria como primer productor africano de oro negro, las multinacionales descubren con regularidad nuevos yacimientos off-shore. Pero la inmensa mayoría de la población permanece sumida en una pobreza escandalosa.

La sociedad civil está organizada en contrapoder, particularmente en torno al periodista William Tonet, editor del semanario Folha 8.

El presidente Dos Santos ha sentido que había que soltar lastre. Varias veces pospuestas, unas elecciones generales (presidenciales y legislativas) deberían finalmente celebrarse a finales de 2012. Con 70 años, el hombre fuerte de Luanda será candidato a su sucesión.

Robert Mugabe (Zimbabue)

“Bob” ha logrado hacerse olvidar en 2011, casi desaparecer de los radares de la actualidad internacional. Pero aún sigue ahí. Robert Mugabe llegó al poder en 1980, el mismo año que su homólogo Ronald Reagan, fallecido en 2004.

Se dice que está enfermo, afectado por un cáncer de próstata. Pero “Bob” se aferra y agota cada día un poco más a su oponente, hecho primer ministro, Morgan Tsvangirai, que sin embargo ha levantado la economía de un país, arruinado por la redistribución anárquica de las tierras, en provecho de la mayoría negra.

La cohabitación entre los dos hombres dura desde hace dos años y va de mal en peor. Este año deberían celebrarse elecciones. Pero “Bob” opina que jubilarse sería un “acto de cobardía”.

Las elecciones de 2008 degeneraron en violencia criminal, el país estaba al borde de una guerra civil. Pero al presidente Mugabe le trae sin cuidado. Mugabe no para de repetir que vivirá hasta los 100 años y que será presidente hasta su muerte.

Puede ya contar con el apoyo del poderoso ANC (Congreso Nacional Africano) del vecino surafricano, que le ha prometido trabajar en estrategias electorales para que se lleve la victoria. El ANC, cuya larga lucha contra el apartheid está altamente considerada, no tiene prisa por ver partir a su “hermano” Mugabe.

Paul Biya (Camerún)

El presidente Paul Biya es un hombre discreto. No da que hablar más allá de sus fronteras, no es un líder de opinión en el seno de la Unión africana.

Casi hace olvidar que llegó al poder en noviembre de 1982, es decir un año y medio después de la histórica elección de François Miterrand en Francia.

El jefe de Estado camerunés puede jactarse de haber sobrevivido a su homólogo francés y sobre todo a su famoso “discurso de la Baule” sobre la democratización en África.

Y a sus 78 años acaba de hacerse reelegir en octubre con más del 77% de los votos para un nuevo mandato de 7 años. La oposición ha denunciado a gritos el fraude. Pero Biya ha conservado su humor. “Es el momento de actuar”, exclamó sin pestañear durante su discurso de inauguración.

Los 20 millones de cameruneses no necesitan a nadie para hacer el balance de su reinado: pobreza endémica (una de cada cuatro personas sobrevive con un euro al día, una de cada tres no tiene ni agua potable ni electricidad), corrupción casi más elevada que el monte Kilimanjaro y crecimiento económico desvitalizado.

Y, sin embargo, Camerún con su cacao, su petróleo, sus diamantes y una población dinámica podría haber sido el país más rico de África central.

Las oportunidades desperdiciadas siempre dejan un sabor amargo en la boca.

Yoweri Museveni (Uganda)

El presidente ugandés cierra este desfile de dinosaurios africanos que están en el poder desde hace más de 25 años. Y ha luchado durante el año 2011 para no unirse a sus homólogos de Túnez, Egipto y Libia.

La primavera árabe estuvo a punto de encontrar en Uganda su primera tierra de acogida al sur del Sáhara. Desde el mes de abril tuvieron lugar las primeras manifestaciones contra el presidente y ex-jefe rebelde Museveni, antes de ser reprimidas violentamente. Balance trágico: una decena de muertos.

Pero tiene la mano cada vez más pesada frente a cualquier protesta y Amnistía Internacional denuncia un régimen cada vez más represivo. Para no estropear un balance económico algo halagüeño, Museveni no debería retrasar su salida y preparar su sucesión.

¿Y Blaise Compaoré?

Finalmente, para cerrar el desfile de los cinco dinosaurios africanos, una mención especial fuera de concurso para un dirigente que ha sentido el aliento de las balas en 2011, el burkinés Blaise Compaoré, discutido tanto en las calles como en los cuarteles.

En el poder desde un golpe de Estado en el transcurso del cual fue asesinado el capitán Sankara, el 15 de octubre de 2012 entrará en el club de los dinosaurios africanos…

Adrien Hart

“Slate Afrique”, 19 de Enero de 2.012.

Traducido para Fundación Sur por Juan Carlos Figueira Iglesias.

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