Costa de Marfil: las cuatro trampas que habría que evitar en 2012

3/01/2012 | Opinión

Hace un año, todo el África del oeste estaba sumido en la ansiedad. Costa de Marfil, su segundo foco de dinamismo económico, basculaba hacia el caos y la guerra civil. En abril de 2011, la incertidumbre terminaba, con la derrota militar de Laurent Gbagbo, que había sido batido en las urnas. En este fin de año, Costa de Marfil sigue traumatizada por el desenlace sangriento de la batalla presidencial. Ha habido en estos seis meses signos de relanzamiento económico y de buen gobierno, pero es demasiado pronto para proclamar que la larga crisis política haya sido superada. El presidente Ouattara y su gobierno deberían resistirse y no caer en cuatro tentaciones en próximo año.

Resistir a la tentación de gobernar solo

Las elecciones legislativas del 11 de diciembre, boicoteadas por el FPI del antiguo jefe de Estado, han consolidado el poder del partido, RDR del presidente, que ha obtenido la mayoría, seguido de lejos por el PDCI de Henri Donan Bédié. El RDR deberían ser modesto y considerar la ausencia de entusiasmo de los electores – sólo ha participado el 34% del censo electoral – como un indicador de los esfuerzos que deben realizarse para lograr la reconciliación de los marfileños con la política y con las instituciones democráticas.

Si el partido presidencial abusa de su posición de dominio, la percepción que se tendrá de su gobierno será la de un poder del norte del país, animado por un espíritu de revancha. Para cortar la hierba bajo los pies de los extremistas de cualquier campo, el gobierno y la nueva Asamblea nacional deberán asociar en su acción al conjunto de las fuerzas vivas – concretamente a la sociedad civil – y a los partidos no representados, en un diálogo nacional sobre las indispensables reformas para consolidar la paz y la seguridad.

Resistir a la tentación de cerrar aprisa y corriendo la reforma de las fuerzas armadas

La reforma del sector de la seguridad es la gran prioridad. Las fuerzas armadas, la policía, la gendarmería, están atravesadas por inquietantes divisiones y por grandes desequilibrios. Los jefes militares de la ex-rebelión mantienen en su entorno e influencia a los más fieles de los suyos, no sujetos a la jerarquía clásica. Tienen una visión de la reforma militar y de seguridad nada acorde con el imperativo de la formación de unas fuerzas republicanas que estén al servicio de la estabilidad del país y al servicio de la seguridad de las poblaciones. El presidente Ouattara debe comprometerse personalmente en estas cuestiones y movilizar los apoyos necesarios de los socios africanos, de la ONU, de la UE y de los EEUU para lograr una reforma ambiciosa.

Resistir a la tentación de la facilidad en los procedimientos judiciales

La estructura del aparato de seguridad supone una dificultad para que exista una justicia imparcial. El poder enorme de antiguos comandantes de las fuerzas nuevas en el seno del ejército que se está construyendo hace muy delicado el tema de las detenciones de uno u otro de los suyos investigados por la justicia marfileña o por la Corte Penal Internacional por crímenes cometidos tras la elección presidencial de noviembre de 2010 o en el periodo 2002-2010. La justicia de los vencedores perpetúa las tensiones, por lo que parece absolutamente necesaria una justicia imparcial.

El déficit de justicia ha permitido que autores directos o indirectos de crímenes odiosos sigan presentes en la escena pública y que incluso aumenten su influencia o poder. El país no podrá salir adelante si no se siguen procedimientos judiciales contra presuntos culpables de crímenes graves; equivaldría a olvidar a las víctimas. Será preciso que el presidente Ouattara asuma el riesgo de afrontar estas cuestiones y compromisos; los socio de Costa de Marfil deberían apoyarle y ayudarle en esta tarea.

Resistir a la tentación de confiar excesivamente en las recetas económicas clásicas

El desarrollo económico es un poderoso factor de estabilidad y paz. La economía marfileña se ha relanzado y aparecen de nuevo grandes ambiciones regionales. Es pronto para medir el impacto del relanzamiento, pero existe una buena disposición por parte de los donantes de fondos y el presidente tiene fama de ser competente en materia económica. Las recetas tradicionales deberían acompañarse de medidas de dimensión política y reconciliadora. El presidente Ouattara debería mirar hacia el oeste, región donde han proliferado las milicias de autodefensa pro-Gbagbo. Se debería emprender un plan de rehabilitación de aldeas destruidas durante el conflicto y la construcción de vías de comunicación. El presidente Ouattara debería trabajar coordinadamente con la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, en pos del establecimiento de un espacio de codesarrollo que incluyera el oeste marfileño y el este de Liberia.

Gilles Yabi, Slate Afrique. 23 de diciembre de 2011.

Traducción/resumen, Ramón Arozarena.

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