9 razones para querer viajar a Madagascar – #MadagascarConTuareg, por Rumbo a Nigeria

10/03/2016 | Bitácora africana

Autora : Isabel Moyano

Cuando tienes intención de poner pies en polvorosa, una siempre escucha la misma frase que te arranca una sonrisa, ¿te vas otra vez? Ojalá. Yo tengo al personal amedrentado con mis escapadas premeditadamente instintivas. Valga oxímoron como animal de compañía. Esta vez, por el momento, solo dejaremos volar nuestra imaginación hasta esa gran isla que a todo viajero que se precie le hace latir el corazón con fuerza con solo escuchar su contundente nombre, Madagascar. Si tú también has sentido algo especial al oír su nombre, como lemures en el estómago, es que has quedado malgache a primera vista.

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Sin duda, si eres amante de los viajes y ya te has marcado unos cuantos en la vida, puede que como yo, tengas un mapa gigante en tu cuarto que a base de pistoletazos de adrenalina vayan marcando el curso de tu vida. Un destino, una chincheta. Mi blog, Rumbo a Nigeria, nace a raíz de uno de esos momentos. Un año de voluntariado en un continente que me ha dado tanto, que aún no sé cómo devolvérselo. Después vendría Benin, Camerún, Marruecos y Argelia. Escribiendo intento calmar mi sentimiento de pertenencia a África. Viajes imaginarios que me permiten estar lejos de ella, sintiéndola cerca. Porque estarás conmigo, que cuando uno pisa el continente negro, queda marcado de por vida. Una conexión para siempre, estés donde estés. Vayas donde vayas. Hoy viajaremos al sur de África, sobrevolaremos la cuarta isla más grande del mundo. ¿Te vienes conmigo a descubrir Madagascar?

Yo tengo claro que nuestras decisiones marcan nuestra personalidad. Y viajar es parte de ellas. Yo siento que sitio que piso, sitio que se cuela en mi bagaje personal. Cada lugar deja grabado en nuestra personalidad un pequeño código de sensaciones, mayores o menores no tanto en función del tiempo, sino de la intensidad. Una fugaz sonrisa, un olor característico, un desconcertante paisaje, la esencia de una comida, las horas de charla con el tendero del mercado, quedarte atrapado viendo atardecer, el tacto de unas manos que desconocidas las sientes como amigas, una mirada de complicidad, lo posible y lo imposible, la serenidad al despertar, el ritmo de la ciudad,…

Son tantos los detalles que influyen en nuestra experiencia de viaje, que es casi imposible desgranarlos uno a uno. Lo curioso es que a veces, aún sin ser conscientes de ellos, se depositan sutilmente en la recámara, en nuestra cajita de recuerdos, esperando a que un día despierten y vuelvan a ser los protagonistas. Ese olor, esa sensación, esa luz,… Y sí, casi sin permiso moldean nuestra personalidad. Podríamos considerar el hecho de viajar, en sí mismo, Patrimonio Mundial de Nuestra Propia Personalidad. Y por supuesto, quiero que Madagascar deje su huella en mí.

9 razones para querer viajar a Madagascar

Escribir sobre un sitio donde aún no has estado, es prácticamente un atrevimiento. Por ahora, me ceñiré a las sabias palabras de Gustavo Adolfo Bécquer, “el que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo“. Y si a la ecuación le metemos información, tenemos un buen cóctel de razones de peso para querer pisar la isla roja. No se me ocurría mejor forma de compartir mis argumentos que haciendo honor a su propio nombre.

Mirar detenidamente los paisajes de arrozales en terraza desde Andasibe. Tan perfectos, tan verdes, parecieran salidos del fondo de pantalla de Windows. Kilómetros y kilómetros del cultivo más importante de la isla y la base de su alimentación. Enormes extensiones que poblando los altiplanos te hacen sentir como en un mar de arroces (me siento Antonio Machado admirando el paisaje olivar de Baeza al que definió como un “mar de olivos”).

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Adentrarte en la cultura malgache. ¿Sabías que Madagascar cuenta con unas 18 tribus tradicionales, que tienen orígenes africanos, asiáticos y árabes? Desde los Merina, Betsimisaraka o Betsileo, los grupos más numerosos, hasta los Bezanozano o Antambahoaka, que apenas representan un 1% de la población total de la isla. La riqueza de un país se mide también por la diversidad de su gente. Saber disfrutarla y admirarla, es un don con el que algunos nacen, y otros adquieren con el tiempo. Viajar ayuda a pulir esa virtud.

Degustar el romazava, el ravioto o el ro. El primero es una especie de caldo de carne con verduras. El segundo es un ragú de carne de cerdo hecho con hojas de mandioca. Y el tercero corresponde a una carne de res marinada con vinagre, cebolla y hojas. Sin duda, ésta será una prueba de fuego. Según cuenta Study Country, la tradición malgache nada de bebida durante la comida. Suculentos y abundantes platos que seguro harán las delicias de todos. Una vez finalizado el banquete, no podremos irnos sin probar el ranon’ampango, una de las bebidas más típicas hecha a partir de la cocción de arroz; el mora-mora, que es un vino de palma; o el betsa-betsa, jugo hecho a partir de la caña fermentada. Prepara el estómago, vienen curvas de sabores, sin olvidarnos del toque picante de sus platos.
Romazava. Foto de World Cup Of Food

Abrazar un baobab. ¿Sabías que en el mundo tan solo hay 8 especies de baobabs y 6 están en Madagascar? Abrazar un árbol es algo así como poner tu móvil a cargar. Nos llenan de buena energía. Y seguro que si lo hacemos con un baobab aún más. Que no te desaliente su despeinado ramaje, es pura estética de castigo. Según cuenta la leyenda, estos árboles eran tan presumidos que Dios decidió castigarlos de por vida dándoles la vuelta. De ahí que sus ramas parezcan raíces. ¿Sabías que suelen durar más de 1.000 años? Imagínate el amor, energía y sabiduría que albergan.
Abrazar un arbol_recargar energias

Guardar en la memoria la esencia de un auténtico mercado como es el de Analakely en la capital, Antananarivo. Colorido, desordenado e impredecible. Lo que lo hace interesante. A mí siempre me gusta pasar a conocer los mercados o mercadillos de las ciudades que visito, es el reflejo de la vida diaria de una ciudad. Y si el mercado es, por así decirlo, de a pie, lo disfrutarás aún más. Es el sitio donde la gente se expresa tal y como es. Siente el ritmo de sus gentes, registra sus olores, házte con las técnicas de regateo y captura momentos únicos en tu retina.

Admirar el increíble paisaje del Parque Nacional Tsingy de Bemaraha, o más conocido como bosque de piedra. Como sacado de una película de ciencia ficción, su escarpado y puntiaguado paisaje parece una auténtica obra de arte. Admiración vertiginosa la que me produce ver sus enormes listones de piedra vertical. Parecen haber estado bajo las órdenes de un caprichoso cincel. La vista desde arriba impresiona, da la sensación de que las piedras crecen. Imposible mantenerse impasible ante tal espectáculo de la naturaleza. Lo más probable es que si cruzas el puente, a mitad de camino, recuerdes la escena de Harrison Ford en Indiana Jones. No mires hacia abajo y sigue adelante compañero/a.

Saltar en la isla fantástica. Madagascar es una mezcla entre realidad y fantasía. Con un paisaje en donde, altiplanos, sabana y selva se van alternando al gusto. Un lugar donde el Océano Índico es acariciado, unas veces por las costas desérticas, y otras por la pluvisilva. Un país que es capaz de pasar del extenso arrozal, al nublado bosque. Se me hace difícil pensar en qué escenario de tan idílica isla no da ganas de saltar. ¿Te imaginas sobrevolando un campo de arrozales? La instantánea perfecta se lograría colocando el objetivo a la altura del arrozal. Y habrá que guardar un último aliento tras el trek por Tsingy de Bemaraha, la cima lo merece. Son tantos los momentos que merecerían tan ansiada práctica viajera, ¿verdad?

Compartir canoa con un autóctono en los desfiladeros de los ríos Manambolo y el Tsiribihina desde Morondava. Y dejarse llevar no solo por la corriente del río, sino por la hospitalidad y amabilidad de los aldeanos. Disfrutar del ecosistema fluvial en todo su esplendor. Y según cuentan los amigos de Con Mochila, descender en piragua por el río Tsiribihina, admirar sus cataratas y acampar a orillas del río, son prácticas muy recomendadas. ¡La mochila está lista!
Gargantas del río Manambolo Foto de Sylvia Pallarès

Aprender malgache. A mí me gusta aprenderme algunas palabras del idioma (o dialecto) del país donde voy, creo que siempre ayuda a romper el hielo. Y sobre todo, si son idiomas “minoritarios” porque suelen reconocerte el esfuerzo, como mínimo, con una sonrisa. El idioma más hablado en Madagascar es el malgache que comparte la condición de lengua oficial con el francés. El malgache es el único idioma de la región africana que pertenece a la familia de lenguas malayo-polinesias. El alfabeto malgache tiene 21 letras que se encuentran en el alfabeto inglés, no utiliza la “c”, “q”, “w” y “x”. Y cuenta con tan solo 4 vocales que corresponderían a la “a”, “e”, “i” y “u” del español. “Misaotra”, “azafady” o “tsara maraina”, “gracias, “por favor” o “buenos días”, probablemente sean las primeras palabras que entren en mi diccionario malgache. Y si te dicen “vazaha”, es que se han dado cuenta de tu condición de turista, pero nada más.

Recorrer el Parque Nacional de Andasibe-Mantadia. Situado a 900-1250 metros de altitud y con una enorme biodiversidad, esta selva tropical puede presumir de tener una de las mayores y más diversas comunidades de lemures del mundo, hasta 11 especies diferentes. Pero no solo de lemures vive el parque, orquídeas y nenúfares también se encuentran entre las estrellas de su flora. Fosa, tenrec, murciélagos, numerosas aves y un basto abanico de anfibios, se dan cita en esta selva tropical. En un entorno de tales características, cualquiera se sentiría como en un mundo aparte. Llegados a tal punto, tu cuerpo te pedirá cerrar los ojos y respirar profundamente. Siente su energía, ¡aún quedan paraísos!
Lemur

¿Cómo conseguir viajar a la Isla Fantástica?

La agencia de viajes Viatges Tuareg junto a la compañía de vuelos Turkish Airlines han lanzado un concurso (#MadagasConTuareg) en donde buscan al viajero bloguero perfecto para embarcarse en este apasionante viaje a la gran isla roja. Tirando de labia, don de gentes, creatividad, sentido del humor, capacidad de transmitir escribiendo y mucha pasión viajera, los y las blogueros/as que nos hemos atrevido con el reto, lucharemos por conseguir la plaza.

Tras la primera prueba, denominada “Lemurlandia” y que consistió en compartir fotos originales con lemures, fuimos 10 chicas blogueras las que conseguimos pasar a la siguiente fase, que es justamente ésta, expresar qué nos inspira el viaje y cuáles serían las razones para “liarnos la manta a la cabeza” y viajar a #MadagascarConTuareg. El puesto está muy reñido, me acompañan en las pruebas grandes viajeras que como yo, quedamos finalistas en la primera fase. Ana Isabel de Planeta Dunia, Marta de Guiri Express, Ana Lucía de Viajar para Vivir, Carla de La Maleta de Carla, Mireia de La Mi Voltant pel Món, Eva de Una Idea de Viaje, Patricia de Wander Lust Memories, Sara de Mindful Travel y Silvia de Pura Pasión Viajera. Ganas, pasión, maletas, recuerdos e ideas no nos faltan, ¿verdad?

“¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgaches el tiempo en la isla roja, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida”, buen consejo de Benjamin Franklin. Y si consigo el reto, tiraré de buen refranero, “Quien a buen baobab se arrima, buena sabiduría le confiere”. Ya os iré contando cómo queda la madasclasificación. ¡Gracias a todxs por el apoyo!

Mientras tanto, ¡a sonreír!

Original en : Rumbo a Nigeria

Autor

  • Rumbo a Nigeria

    Rumbo a Nigeria es un blog creado por Isabel Moyano, una linarense afanada en viajar. Un espacio donde poder contar todo lo que me ocurra antes, durante y después de mi aventura en Nigeria. Mi deseo y anhelo es poder disponer de tiempo y medios suficientes para alimentar este blog. Escribir todo lo que me vaya sucediendo, será mi propósito. Dejo Linares para conocer Nigeria. ¿Qué me espera? Eso estar por ver.

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