50 años para proporcionar a la corrupción un estatus cultural. ¿Harán falta otros 50 para convertirlo en algo genético?

15/07/2013 | Opinión

Una vez más he ido a Addis Abeba, pero esta vez ha sido por la gran fiesta de celebración que los líderes africanos y sus amigos han organizado con motivo del 50 aniversario de la OUA/UA.

Los encuentros organizados como celebración rara vez les deja tiempo para reflexionar, especialmente cuando se organizan con motivo de aniversarios, lo que fácilmente puede dar lugar a expectativas infantiles con su despreocupación añadida.

Además, aún para aniversarios, el número 50 invita a reflexionar, y africanos de todas las clases sociales lo han hecho durante la semana previa a la celebración.

De hecho, estoy tentado de llamar a la suma total de seminarios, talleres, simposios y coloquios como un verdadero “pensafest” un festival de pensamiento y reflexión, un punto de encuentro de ideas y experiencias, una interconexión de perspectivas y opiniones.

No faltaron las lamentaciones sobre todas las cosas que África no ha conseguido en los últimos cincuenta años, muchos delegados se emocionaron al señalar que en muchos aspectos el continente no ha cumplido las tareas que se autoimpuso, especialmente después de que en 1994 la lucha por la liberación política finalizara simbólicamente en Pretoria.

El enfoque obvio estaba, y debe estar, en cual debe ser el siguiente paso de la lucha después de cumplir con el famoso y claro llamamiento de Kwame Nkrumah en 1950: “Busca primero el reino político, y todo lo demás vendrá”.

Dicho de otro modo, la pregunta (y no tiene por qué ser necesariamente retórica) puede ser: ¿Ahora que tenemos libertad, qué vamos a hacer con ella? La verdadera pregunta que necesita una respuesta real o un grupo de respuestas es la forma en que muchos de nosotros nos hemos comportado en los últimos 50 años.

Bajo esta pregunta importante se pueden incluir unas cuantas subsidiarias. ¿Cuál era el propósito de la Independencia? ¿Entendían por completo, los que lucharon por ella, lo que significaba? O, ¿acaso algunos de ellos se vieron implicados en el torbellino de emociones que conmovió a los africanos ante el mero pensamiento de librarse de sus dueños blancos?

Colonialistas negros

¿Cuántos líderes del movimiento de Independencia llegaron al poder después de expulsar a los colonialistas blancos y, a cambio, convertirse en colonialistas negros, siendo prepotentes con su gente, saqueando sus países y en general, negando cualquier intención de la dignidad y el derecho de nuestra gente a una vida decente?

Cuando miramos a los supuestos líderes de los países africanos, ¿vemos individuos que tienen en mente nuestro bienestar o vemos a un puñado de maleantes que están centrados en enriquecerse ellos y sus familias sin importarles el resto de los africanos?

¿Por qué los “líderes” africanos están entre los más avariciosos e incompetentes del mundo? ¿Y por qué los africanos permiten que los peores elementos entre nosotros sean sus gobernadores? ¿Nos hemos rendido por completo en conseguir que la gente adecuada nos lidere, que en cada ciclo descendemos cada vez más bajo en términos de calidad de liderazgo, como si no hubiéramos tocado fondo ya?

Ahora que la corrupción entre los gobernantes africanos y sus acólitos ha alcanzado un estatus cultural, ¿estamos seguros que queremos continuar perfeccionándola hasta que alcance el rango de expresión genética?

¿Qué podemos hacer para liberar a nuestros países y a nuestro continente de las garras de estos gánsteres y sus patrocinadores externos cuyo interés en nuestros recursos naturales será una condena contra nosotros a menos que nos enfrentemos a ellos?

¿Por qué todavía la exclusión es el modo preferido de gobierno, contra los jóvenes, las mujeres, los débiles y los desfavorecidos? ¿Por qué nos asusta tanto la inclusión cuando sabemos que puede ser una fuente de fortaleza si nuestro objetivo es construir y no destruir lo que hay ahí?

Los términos pueden ser distintos, pero estos fueron algunos de los temas que estaban en la mente de los delegados mientras analizaban los últimos 50 años, observaban el presente y se preocupaban por el futuro: seguro que había esperanza, pero era una esperanza matizada con una inquietud genuina.

Todo lo que puedo decir es que debemos ver lo que debemos ver.

Por JENERALI ULIMWENGU

Jenerali Ulimwengu es la presidenta del consejo de administración del periódico Raia Mwema y abogada del Tribunal supremo en Dar es Salaam.

Publicado en Africa Review, el 25 de mayo de 2013.

Traducido para Fundación Sur por Pilar Valentín Gamazo.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster