Un total de 31 acusados, 27 soldados y cuatro de sus esposas civiles, comparecieron durante un juicio de un día ante el tribunal militar de Butembo, en la provincia de Kivu Norte, que dictó sentencia el pasado miércoles, 3 de julio. El fallo considera culpables de huir del enemigo, disipación de municiones de guerra y violación de órdenes a 26 de los soldados, sentenciándoles a la pena capital, siendo el otro militar condenado a 10 años de cárcel por robo y las cuatro mujeres absueltas.
Con el objetivo de disuadir que más soldados huyan del frente, el tribunal se instaló cerca del lugar de los recientes enfrentamientos entre el ejército congoleño y los combatientes del M23. Según Jason Stearns, exinvestigador de la ONU que ahora dirige el Grupo de Investigación del Congo en la Universidad de Nueva York, la falta de responsabilidad, moral y la falta de casi la mitad del número de soldados necesarios son todos factores que influyen en las deserciones y las bajas.
No es la primera vez que este tipo de crímenes reciben de veredicto la muerte, tan solo a principios de mayo ocho soldados congoleños, entre ellos cinco oficiales, fueron condenados a muerte en Goma, capital provincial de Kivu del Norte, por “cobardía” y “huir del enemigo”. Como señala Moise Hangi, activista de derechos humanos, el gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) levantó recientemente una moratoria sobre la pena de muerte que estaba en vigor desde 2003. Para Hangi, esto significa que se corre el riesgo de que muchos militares se vean acusados y condenados por este tipo de crímenes. Para el activista, este tipo de políticas podrían debilitar cada vez más la moral del Ejército nacional, en especial la de aquellos soldados que se encuentran en primera línea. Reuters ha confirmado esta noticia señalando que “Un número creciente de arrestos está sembrando miedo y desconfianza en el ejército”.
Fuente: Al Jazeera – Imagen: VBlock en Pixabay
[Traducción y edición, Micaela Llona Bavestrello]
[CIDAF-UCM]