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Inicio > REVISTA > Cultura > Cuentos y relatos africanos > ![]() ![]() Puncel Reparaz, María Nace en Madrid y se educa en un colegio de religiosas de la Compañía de maría. Es la mayor de siete hermanos y empieza muy pronto a inventar cuentos para sus hermanos y hermanas pequeños. Al dejar el colegio estudia francés e inglés en la Escuela Central de Idiomas en madrid. Ha trabajado en Editorial Santillana como editora en el departamento de libros infantiles y juveniles. Ha escrito más de 80 libros y traducido alrrededor de los 200. Ha escrito guiones de TV para programas infantiles y colabora en las revistas misionales GESTO y SUPEGESTO . Algunos de sus libros más conocidos: "Operación pata de oso", premio lazarillo 1971 "Abuelita Opalina" . SM,1981 Un duende a rayas", SM, 1982 "Barquichuelo de papel, Bruño, 1996 La liebre y el león
28/04/2010 - El rey de la selva había establecido su morada cerca del río. Todos los animales que iban a beber tenían que pasar ante su guarida y el león no dejaba nunca de elegir sus víctimas entre los miembros de la gran familia de la selva. No había ninguna otra corriente de agua en toda la zona, lo que aumentaba la inquietud de los animales. Así que se reunieron en una gran asamblea, presidida por la liebre. Un día, la liebre se acercó a la guarida del león y se puso a gritar: -¡Qué viento, sí, que ventarrón! Un violento huracán se acerca y llegará en unos momentos. Se aconseja que todo el mundo se ate sólidamente a un árbol. -¿Qué es lo que pasa?- preguntó el león asustado. -Se aproxima un vendaval que se lo llevará todo por delante. Mientras hablaba, la liebre no paraba de recoger fibras. -¿Qué quieres hacer con esas fibras? -preguntó el león. -Me voy a atar a este árbol para que no se me lleve el viento. -Ven -dijo el león-, ven primero a atarme a mí. Yo soy mucho más pesado que tú. La liebre tuvo buen cuidado de amarrar fuerte y seguramente a su enemigo al árbol. Cuando hubo terminado dijo: -A ver, amigo, comprueba que estás bien sujeto y que el viento no podrá arrastrarte. Después de haber comprobado que todo marchaba como había proyectado, la liebre llamó a todos sus compañeros de la selva: -¡Bajad a beber al río, nuestro enemigo está preso! Y todos los animales desfilaron por delante del león para ir a beber. A la cabeza de todos ellos marchaba la liebre cantando: -¡Yo he atado al león! Y los animales a coro le respondían: -¡Más vale maña que fuerza! El león estuvo allí tres días, sin comer ni beber. Por delante de él pasó una caravana de termitas. -¡Salvadme! -les pidió. La súplica del león impresionó a las termitas, que se pusieron a trabajar. Poco tiempo después habían roído las fibras y liberado al rey de la espesura, que se apresuró a llegarse hasta el río para saciar su sed. Volvió enseguida y se colocó bajo "su árbol" para esperar el paso de los animles. -¡Todo ha terminado para mí! ¡Me has roto una pata! ¡Persigue a los otros y ya volverás luego a recoger mi cadaver! El león cayó en la trampa y continuó la caza. La liebre se aprovechó de su ausencia para alejarse del lugar corriendo... como una liebre. Traducción del francés: María Puncel
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