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Inicio > REVISTA > Entrevistas > ![]() Sean Jacobs Fundador y editor de Africa is a Country, forma parte del cuerpo docente de The New School y es miembro de Shuttleworth. Fuente: Africa is a CountryUn cantante estadounidense en Malí
09/06/2022 - *Compartimos la traducción en castellano de una entrevista realizada por Sean Jacobs, publicada en 2011 en Africa is a Country - @africasacountry, que, desde un punto de vista cultural, tiene plena vigencia.
Adam Klein: Viajé a Malí a principios de 2010 para grabar un álbum de canciones originales en estilo mande, cantadas en Bambara y acompañadas de instrumentación tradicional de Malí y África occidental como kora, ngoni, calabaza, tama (tambor parlante), djembe y más. Traje también al productor de cine Jason Miller, de Eikon Productions (LA vía Georgia). Jason filmó un documental sobre cómo se hizo el disco que incluye imágenes de las sesiones de grabación, imágenes de la aldea en la que serví con el Cuerpo de Paz [años antes], detalles de las vidas de algunos de mis amigos cercanos malienses, tomas de el Festival sur le Niger en Segou, así como entrevistas con varias personas sobre la vida, la cultura y el desarrollo de Malí. Los tres principales hilos narrativos de la película, aún sin terminar y sin nombre, incluyen la realización del álbum, aprender sobre las vidas de los malienses a través de las historias de mis amigos y mi lucha personal para permanecer conectado y apoyar, desde lejos, a mis amigos y comunidad maliense. El álbum aún no ha sido publicado ya que tengo la intención de sacarlo junto con la película. Queda por ver si la película será un cortometraje de 25-35 minutos o una pieza de una hora de televisión.
A.K.: No creo que sea necesariamente nuevo que un músico estadounidense o judío-estadounidense esté haciendo música en Malí. Mucha gente ha viajado a Malí para estudiar y tocar música, incluido mi amigo Oran Etkin, un fantástico músico de jazz que toca en algunos conjuntos mande en Nueva York (Kelenia y Mandingo Ambassadors) y Jeremiah Lockwood (de Sway Machinery). Lo que creo que es nuevo acerca de este proyecto es que puede ser la primera vez (o ciertamente la primera vez en los últimos años) que un cantante y compositor estadounidense combina música acústica tradicional mande con música de raíces estadounidenses, grabanado en Malí e interpretando un disco completo de canciones originales en bambara con instrumentación tradicional. Estos aspectos sí hacen que este proyecto sea único.
A.K.: Ry Cooder, Taj Mahal, Bela Fleck, Damian Albarn y otros muchos han colaborado con músicos malienses en Malí, como algunos de los grandes -Ali Farka Toure, Toumani Diabate, Oumou Sangare- y esas son importantes gravaciones que me encantan. Creo que este proyecto es un poco diferente porque aporto una comprensión de la cultura mande y un perfeccionamiento en el bambara que me permite estar en casa en Malí y entre su gente. Las letras de las canciones son originales o coescritas con amigos malienses, y las canciones están destinadas a hablar e inspirar al pueblo maliense, tanto como lo hace la música mande, sobre temas de desarrollo, esperanza, paz y más. Las temáticas de las canciones incluyen la dignidad del trabajo, el matrimonio como una institución mayor que la venta de su hija por parte de un padre, la comunidad, la fuga de cerebros (la necesidad de los malienses formados en el extranjero para ayudar a desarrollar el país), VIH y otras enfermedades, etc. No estoy añadiendo color al material de otro. De vuelta a casa estoy trayendo canciones influenciadas e inspiradas en Malí y los talentosos músicos malienses están agregando sus voces, instrumentos e instintos. Estilísticamente, puede que no sea un disco mande perfecto, pero los malienses que lo han escuchado lo han apoyado con entusiamo y excitación. Además, el añadido mediático de la película permite que una amplia audiencia aprenda más, "descubra" y experimente Malí a través de la lente de mi experiencia allí y las vidas de mis amigos.
A.K.: No estoy íntimamente familiarizado con las vidas de los músicos malienses en general, aunque me he hecho amigo de algunos. La comunidad en la que viví durante mi servicio en el Cuerpo de Paz tenía solo un griot y había pocos músicos alrededor. Griots, o djelis en Bambara, son los tradicionales cantantes de alabanza, bardos e historiadores orales de África Occidental, que desempeñan un destacado papel en los eventos del ciclo de la vida: poner nombre a bebés, bodas, funerales, etc. Hay también solucionadores de conflictos según la tradición. Un número de griots en Malí son contratados para actúar como músicos y que cumplan las funciones del djeli en tales eventos. Sospecho que los más renombrados griots, especialmente en Bamako y posiblemente en las capitales regionales, se ganan la vida con su música y cantos de alabanza. Y, dado que existen solidas estructuras sociales en Malí, como en muchas culturas comunales en el sur global, imagino que sus grandes familias extendidas se sustentan con esos ingresos. Creo que probablemente es difícil para los músicos, excluyendo a las estrellas populares y los muchos djelimusow (cantantes de alabanza a mujeres), llegar a fin de mes por medio de la música. Una vez que un casete o CD ha estado en el mercado durante un mes o más, es probable que haya sido pirateado sin cesar y disponible como copias "quemadas". Sin embargo, he oído que los músicos malienses más famosos, como Salif Keita y Oumou Sangare, ganan un montón de dinero solo en Malí con la venta de sus discos. Si está de moda allí y está bien promocionado con videos en televisión y mucha transmisión de radio, le irá bien financieramente. Pero muchos músicos tienen conciertos semanales o tocan algunas veces a la semana en los bares en Bamako y obtienen ingresos de esa manera. En lo que respecta a la industria discográfica, hay un buen número de estudios y mucho en marcha, de todo, desde material de rock impulsado por ritmos mande hasta material acústico, hip hop, jams llenos de sintetizadores y blues del norte desierto. Bamako tiene marcha, seguro.
A.K.: El joven del tráiler es Samba Diallo, a quien considero un hermano menor. Era mi mejor amigo y compañero en Malí y aprendí de él sobre la cultura y sus complejidades, cómo vivir la vida en el pueblo y gran parte del bambara que hablo. Venía a mi casa todos los días y pasábamos tiempo juntos, charlábamos en las hamacas en mi lugar de sombra y hablábamos de mis proyectos de trabajo, nuestras vidas, los miembros de la comunidad, todo. También tenemos un sentido similar del humor, lo que siempre pensé que era divertido teniendo en cuenta que en el momento en que ambos vivíamos en nuestro pueblo, Dougouolo, yo tenía 24-25 años y él 12-13. ¡Me pregunto lo qué esto dijo sobre mí! Aprendí mucho de Samba y tuve una experiencia muy satisfactoria en Malí en gran parte gracias a él. Aunque solo hablamos ocasionalmente y ahora estamos bastante distantes geográficamente, él es, sin duda, una de las personas más importantes en mi vida y espero que nuestra amistad dure toda la vida. Recientemente hizó el examen de ingreso a la universidad y en unos meses sabremos si lo aprobó. Si es así, comenzará la universidad en Bamako en la primavera de 2022 y continuará allí sus estudios y su desarrollo personal. Si no, tendrá que usar su determinación, creatividad y educación secundaria para hacerse un lugar en la sociedad. Estudió mucho durante todo el año para prepararse para el examen y confiamos en que lo aprobó.
A.K.: Creo que ha habido mucho desarrollo rápido en Malí en los últimos años. Muchas comunidades rurales tienen una o más bombas para agua tratada, he visto recientemente construidos y ampliados bloques escolares en varias áreas, los teléfonos celulares son comunes (leí una estadística que dice que un 25 % de los malienses tienen un teléfono móvil), están surgiendo ’cafés de Internet’ en ciudades medianas junto con las ciudades más grandes y las iniciativas de energía solar están echando raíces. Así que están sucediendo muchas cosas buenas, pero no son suficientes. Sigue siendo uno de los países más pobres del mundo y, al no tener salida al mar, tiene una serie de desafíos económicos relacionados con el comercio. Políticamente, Malí es una democracia bastante estable y un país musulmán moderado. Sin embargo, Al Qaeda en el Magreb Islámico está presente en el norta del desierto y ha habido en los últimos años una serie de secuestros de turistas extranjeros y trabajadores humanitarios en las regiones de Gao y Tombuctú (Tombuctú). Hay todavía tensión en el sur entre el pueblo tuareg del desierto y la mayoría mande de Malí. Pero, afortunadamente, el lugar de encuentro e intercambio de los grupos étnicos del desierto del norte de África y la gente del sur no ha sido tan violento y catastrófico como en Sudán y Níger. El gobierno de Malí ha anunciado que busca tener una presencia más activa en el norte del Sahara e intentará impulsar allí la actividad económica y luchar contra el radicalismo islámico en el desierto. Se ha vendido mucha tierra a inversionistas privados, nacionales y extranjeros, que tienen la intención de desarrollar infraestructura agrícola allí. Eso es necesario, y si los alimentos y productos permanecen en Malí, entonces es muy útil en lo que respecta a la seguridad alimentaria. Pero es también a expensas de perturbar la vida de muchas comunidades y desplazar a agricultores de subsistencia y sus familias sin perspectivas financieras inmediatas. Posiblemente el 70 % de los malienses trabajan en la agricultura. Así que es un tema difícil. Las próximas elecciones son en 2022 y espero que todos estos problemas tengan gran lugar en los programas.
A.K.: La música tradicional maliense cruza claramente las líneas generacionales. Es de todos, de jóvenes y de mayores. Es una parte inherente de la cultura y ser de las personas, es respetada y esencialmente sagrada para todos. Muchos malienses más jóvenes están adoptando la música tradicional. Están dominando la instrumentación, escribiendo e interpretando, viviendo y respirando música. No lo he visto así en ningún otro lugar. A muchos jóvenes también les gusta el hip hop y otros estilos, pero creo que responden principalmente a la calidad y el impacto emocional de la música. Las historias, cuentos, exhortaciones y voces de los instrumentos en la música maliense son profundas y una profunda expresión del pueblo. Los malienses no pueden negar el poder de su música, y creo que muchos oyentes occidentales también se conmueven tanto con la música mande como con el blues del desierto. * Puedes seguir el trabajo de Adam Klein aquí. Fuente: Africa is a Country - @africasacountry [Traducción, Jesús Esteibarlanda][CIDAF-UCM]
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