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Inicio > REVISTA > Entrevistas > ![]() ![]() Rafael Sánchez Sanz Codirector del CIDAF-UCM y subdirector del máster de Titulación propia "Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros" de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista y bibliotecario. Con la suma de ambos conocimientos ha pretendido dominar todas las fases de la información, desde su génesis hasta su procesado y puesta a disposición de la sociedad. En 1991 comenzó a trabajar en la Fundación Sur, anteriormente CIDAF, siendo nombrado en 2001 director de comunicación y biblioteca. Desde entonces la Biblioteca “Dionisio Segura” de la Fundación Sur ha desarrollado una extensa actividad de extensión social que ha abarcado desde los medios de comunicación social hasta las TIC. En 2012 fue nombrado subdirector de África Fundación Sur. Rafael Sánchez dirige y produce dos programas de radio “Africanía” y “La Otra Cara de África” que se emiten en más de treinta radios españolas e iberoamericanas; además de colaborar con RTVE-Radio Exterior de España en el informativo semanal de “África Hoy”. Ha diseñado y es director del primer Portal del Conocimiento sobre África , basado en las teorías de la gestión del conocimiento y en la implementación de las TIC. Además, ha diseñado y coordinado los proyectos de Educación al desarrollo “África en la Escuela” y “África en las Bibliotecas”. En el campo editorial ha coordinado la edición de las monografías: “Patrimonio Musical de los Wagogo: Contexto y sistemática”, “África ante el mito del Desarrollo: La Propuesta del NEPAD a la luz de la ética cristiana del desarrollo”, “Historia del Sudán Occidental”, “Crónicas de Burkina: Flashes de realidades” y “Culturas Africanas y Desarrollo: Intentos africanos de renovación”. Es coautor del libro “La espiral comunicativa, educativa y migratoria para África” y autor de diversos artículos y estudios como: “La cooperación en Marruecos: Una visión desde la otra orilla” y “Unión Europea y África: Reflexiones sobre la ayuda al desarrollo”. Además, ha realizado el documental “El Batik paso a paso” sobre la técnica del maestro tanzano Estomik S. Kirita. "La integración del continente africano debe ir de la mano del diálogo y la tolerancia", entrevista a José María Mella
13/04/2022 -
Rafael Sánchez: El objeto del "Cuaderno" sobre la integración económica de África que has escrito para el CIDAF-UCM es el análisis del proceso de integración económica de África y concentras tu atención en tres aspectos: el análisis de la integración, el estudio de los desafíos y, al final, unas consideraciones para la integración económica. ¿Cómo explicarías la primera parte de tu estudio, el análisis del proceso de integración económica de África? José María Mella: Lo primero que hay que decir es que el nivel de integración en África es relativamente bajo todavía, aunque hay algunas zonas más integradas que otras. Por ejemplo, en la parte de África oriental, la Comunidad de África del Este (CAE-EAC), que incorpora Kenia, Ruanda, Uganda y Tanzania, sí está más integrada, pero, en general, el nivel de integración es bajo. Lo que cabe observar también es que los países con mayor población, producción… etc., como Nigeria, África del sur o Etiopía, tampoco tiran suficientemente para esa integración. La Unión Africana, al lanzar este proceso integración económica, ha tenido en cuenta qué países deben liderar esos procesos, teniendo en cuenta que se procede de manera regional, por comunidades de integración regionales; la parte austral, la oriental, la occidental, la central, el norte… R.S.: Hablas de los desafíos de la integración africana, ¿cuál es el desafío de la integración africana desde el punto de vista económico? J.M.M.: Desde el punto de vista económico, África se plantea un problema que es que, aparte de los grandes países, la mayoría de los países africanos son de pequeñas dimensiones. Son pequeños mercados domésticos de países con diez, quince o incluso veinte millones de habitantes para los que hay que hacer procesos de integración de ampliación de mercado. Eso supone primero resolver problemas políticos y, sobre todo, aminorar las barreras aduaneras, donde las fronteras juegan un papel importante. Los estados tienen que cooperar más entre ellos. Hay otro problema, el de las infraestructuras. Estas son insuficientes y deficientes también, tanto en carreteras como en puertos y aeropuertos, vías férreas…etc. Aparte de esto, también existen mejoras intangibles, como la simplificación de procedimientos en el cruce de fronteras, la reducción de costes transfronterizos, otras como la promoción de las inversiones entre países que ayuden a construir mercados regionales, ya no solamente para el comercio de productos sino para la implantación de empresas. También hay que avanzar hacia una moneda única, se habla del “afro” por ejemplo, que permitiría relanzar mucho la integración y al mismo tiempo sería un símbolo de la unidad africana, ya que, en la actualidad, hay una fragmentación monetaria importante. Facilitaría la lucha contra la inflación, dotaría de una mayor estabilidad a los países. También, está la cuestión de la circulación de las personas. En África occidental, quizá este proceso se encuentre más avanzado, pero en general hay que avanzar más: eliminar visados y facilitar el paso de fronteras. R.S.: Durante el proceso de integración de la Unión Europea se habló de diferentes velocidades provocado por la disparidad de las diferentes economías nacionales. ¿Se podría hablar también, en este proceso integración, de poder hacerlo a diferentes velocidades? J.M.M.: Sí, se habla y es una realidad. Por ejemplo, en el seno de la comunidad económica regional más avanzada, como es la del este de África, Kenia va más avanzada que otros países del entorno, por lo tanto, sí que hay varias velocidades. Estas velocidades también están determinadas por la política, difícilmente se puede conseguir nada sin estabilidad política y seguridad, la estabilidad es el principal objetivo de la integración. Es evidente que ese elemento es muy diferente entre unas zonas de África y otras. R.S.: seguimos hablando de desafíos, ahora desde el punto de vista social, ¿cuáles son? J.M.M.: Básicamente hay un aspecto que es el desarrollo humano. Hay integración, pero, en todo proceso de integración, hay ganadores y perdedores. Por lo tanto, la integración debe tener en cuenta los impactos distributivos adversos sobre la población civil, sobre todo, cómo impacta en los niveles de pobreza. Es necesario tener un objetivo que no olvide los niveles de empleo, los índices de educación y salud, en fin, el equilibrio social. Difícilmente se integra uno si hay desequilibrios porque eso conduce inequívocamente a la inestabilidad e inseguridad. Segundo, está la cuestión de la mujer; los derechos de la mujer y la igualdad de género. Con igualdad de género, se promueve un crecimiento económico más rápido, que es necesario porque África tiene que ampliar sus economías y se sabe también que la participación de la mujer en el mundo laboral reduce los niveles de pobreza porque se alimenta mejor a los hijos, lleva más a sus hijos al colegio, cuida más su salud…etc. Por lo tanto, debemos integrar bajo los efectos positivos de la participación de la mujer en todos los ámbitos. En tercer lugar, un elemento muy importante en África, la cuestión de la ética, relacionada también con las tres grandes corrientes religiosas: el cristianismo, el islam y las religiones tradicionales africanas. Este es un elemento social muy importante y, desde la ética protestante del capitalismo o desde las iglesias pentecostales predican la búsqueda egoísta del propio interés del individuo en el contexto de una economía de mercado, por lo que pueden surgir efectos negativos porque no tienen en cuenta la realidad de la pobreza. Después, también hay otro elemento, que es la utilización política de las corrientes radicales del islam. También, las religiones tradicionales africanas están centradas en los valores de la reciprocidad entre humanos más que en los derechos de las personas. A fin de cuentas, lo que quiero destacar en esta parte es que es muy importante que la integración sea propuesta desde el diálogo, la tolerancia y el entendimiento, porque hay que negociar mucho para conseguir la integración. R.S.: Si la integración africana no está enfocada hacia las personas, entonces no tiene ningún sentido. J.M.M.: Fundamentalmente, por eso subrayó mucho los aspectos del desarrollo humano, la cuestión de los derechos de las mujeres y las vías de la negociación y del entendimiento para resolver los problemas. R.S.: Nos quedan dos desafíos que serían: por una parte, el ambiental, y por otra, el político. En cuanto al ambiental, obviamente, en esta época de cambio climático, es un desafío fundamental… J.M.M.: Claramente, ¿por qué? Porque hablábamos de integración y que las economías sean más dinámicas, pero el cambio climático provoca más sequías, más inundaciones, más erosión, más costas afectadas por la subida del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad y deforestación. Es decir, esos son los aspectos negativos y tienen efectos devastadores sobre la alimentación, la producción agrícola y ganadera… Pero el cambio climático puede ser también una oportunidad de oro para la industrialización ecológica. Para llevar a cabo una industrialización basada en bajas emisiones de carbono, en la utilización eficiente y sensata de los recursos finitos como el agua, la energía, el uso de las tecnologías limpias para que uno perjudicar al entorno, las energías renovables: solar, eólica, biomasa…etc. No hay que olvidarse que África posee también inmensas posibilidades en economía azul, que está basada en grandes lagos, ríos, agua subterránea… Por tanto, existe una gran oportunidad con el cambio climático, ya que la integración es también ambiental. Para ello, tienen que ponerse de acuerdo los estados para la reducción de emisiones y la adopción de políticas de desarrollo sostenible. R.S.: Como último punto de vista de estos desafíos de la integración africana nos quedaría la política… J.M.M.: Sí, la política siempre está en el puesto de mando. La integración es un problema africano y que, a fin de cuentas, recae sobre los propios africanos, pero, por ejemplo, estamos hablando desde Europa, que, por supuesto, juega un papel y tiene una responsabilidad con respecto al continente. ¿Qué podría hacer Europa? Por ejemplo, hablando de aspectos medioambientales, lanzar un Pacto Verde, aportar tecnologías verdes y adaptar infraestructuras. También podríamos establecer un plan de crecimiento con África, insisto en la preposición “con”, por ejemplo, en materia de inmigración, dado que no van a parar por muchas fronteras que pongan, fomentar itinerarios legales de inmigración. Nosotros necesitamos mano de obra en la agricultura, en la construcción, el cuidado doméstico…etc. También podríamos participar activamente en la transformación digital africana, que tendrá efectos importantes en la economía. Hacer también, no sólo comercio, sino más coproducción, es decir, el procesamiento de materias primas en origen y la transferencia de tecnología para la creación de cadenas de valor. Es importantísimo también trabajar en planes de electrificación, que todavía no están resueltos en el continente. Por ejemplo, yo vengo ahora de Senegal y hay cortes de luz varias veces al día. Sin olvidarnos de los aspectos de gobernanza, paz y seguridad, sin los que es imposible actuar en ninguna materia. Los índices de gobernanza africana no son alentadores, así como los índices de violencia, tanto terrorista como urbana. R.S.: ¿Qué consideraciones de relevancia para la integración económica de África realizas en estos cuadernos? J.M.M.: Yo creo que hay un aspecto institucional muy importante. Hay que fortalecer las instituciones a nivel regional, a nivel continental, donde la Unión Africana tiene un papel fundamental para fortalecer esas estructuras de gobierno, para evitar este deterioro al que algo referencia. En segundo lugar, desde el punto de vista social, yo creo que hay que establecer contratos sociales, porque es fundamental incorporar la integración laboral de la mujer. Ya no solo por sus efectos y consecuencias económicas sino también por sus consecuencias migratorias, detrás de cada persona migrante, hay una madre. Después, por tratarse de mercados pequeños, es necesario crear y consolidar redes regionales de producción y comercio, impulsar las cadenas regionales de productos básicos. Tienen que jugar un papel más importante los estados en materia de cooperación y de infraestructuras. No hay integración sin infraestructuras. Los procesos de licitación de obra pública deben ser más agiles porque, realmente, es un problema prohibitivo para el continente. Cuando se habla de hacer estos esfuerzos, es porque tienen rendimientos muy favorables para la sociedad y la economía. Impulsan la creación de empleo, las empresas pasan a jugar en mercados más amplios, atraen inversión extranjera…etc. En definitiva, rebaja la inestabilidad y refuerza la estabilidad, tanto política como económica, propiciando una mayor cooperación transfronteriza entre países y los acuerdos a nivel global. Fuente: Africanía [Transcripción, Mario Civantos González][CIDAF-UCM]
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