Al crecer como refugiada en un país vecino, la mayor Dinah Mutesi, de 36 años, sabía que quería unirse al ejército cuando aún era joven. En 2003 se sumó a sus filas y en 2010 fue reclutada en la misión de mantenimiento de la paz de la ONU. Mutesi, que está casada y es madre de dos hijos, asegura que los desafíos a la hora de equilibrar la paternidad y el matrimonio con su carrera militar no han sido muchos, ya que su cónyuge también es un oficial militar en servicio. "Hablo con mi esposo sobre la mejor manera de seguir moviéndonos, pero la tecnología también ha sido fundamental desde que hablamos todos los días". Mutesi también se dirigió a las mujeres jóvenes, de quienes aseguró que son capaces y pueden lograr cualquier cosa con autodisciplina.

El tema del Día de este año es "Mujeres en el mantenimiento de la paz: una clave para la paz" para ayudar a conmemorar el 20º aniversario de la adopción de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la Mujer, la Paz y la Seguridad. En todos los ámbitos del mantenimiento de la paz, las mujeres pacificadoras han demostrado que pueden desempeñar las mismas funciones, con las mismas normas y en las mismas condiciones difíciles que sus contrapartes masculinas. En 1993 las mujeres constituyeron el 1 % del personal uniformado desplegado. En 2019, de aproximadamente 95.000 fuerzas de mantenimiento de la paz en todo el mundo, las mujeres constituían el 4,7 % de los contingentes militares y el 10,8 % de las unidades policiales formadas en las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

Actualmente, Ruanda es el tercer mayor contribuyente a la misión de mantenimiento de la paz en el mundo, con 6.316 fuerzas de mantenimiento de la paz que sirven como contingentes militares, policías y oficiales de personal. Las primeras fuerzas de mantenimiento de la paz de Ruanda se desplegaron hace 15 años en lo que era la entonces la Misión de la UA en Darfur, Sudán, que más tarde se convirtió en una fuerza híbrida, después de que la ONU se involucrara.

Fuente: The New Times Rwanda

[Traducción y edición, Patricia Fernández Blanco]

[Fundación Sur]

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