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Inicio > Publicaciones > Cuadernos del CIDAF-UCM > ![]() Burgos, Bartolomé Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003. Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur. Cuaderno Octubre 2018. Movimientos Sociales en África, por Bartolomé Burgos 4 de octubre de 2018
Sin duda, hubo también resistencia a la colonización árabe, más antigua, desde finales del siglo VII, teniendo en cuenta que fue acompañada de la trata de esclavos con destino al mundo árabe. Los tratantes occidentales se unieron al negocio, más tarde, con la trata transatlántica, seguida por la colonización. Los africanos ofrecieron resistencia a todos estos atropellos, aunque no siempre tengamos constancia histórica. La implantación árabe en las costas africanas y en el Sahel consiguió una estabilidad que no consiguió la colonización occidental, aunque ésta siga presente en el llamado neocolonialismo. Los movimientos de resistencia africanos datan, pues, de muy antiguo. El carácter reivindicativo, que observamos en los movimientos antiguos, permanece en la mayoría, si no en todos, de los movimientos sociales africanos más recientes; sigue presente en el rechazo al sistema global capitalista y a las imposiciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que, aunque hayan corregido deficiencias estructurales de las economías africanas, también han originado mayor pobreza y han exacerbado la pobreza de los ya pobres. Para que tengamos un movimiento social propiamente dicho se requiere un colectivo mínimamente organizado de individuos o de agrupaciones que intenta llevar a cabo cambios sociales o políticos o les ofrece resistencia. El grupo organiza actividades eficaces conducentes a la obtención de dichos fines. No todos los movimientos sociales insisten en el aspecto reivindicativo, pero todos intentan remediar alguna carencia, por ejemplo, mujeres que se asocian para mejorar sus condiciones de vida o las condiciones de vida de sus familias. Los movimientos sociales africanos han sido pacíficos o violentos, planeados o espontáneos, pero persistentes y con poder de influenciar las estrategias gubernamentales. Bartolomé Burgos Martínez
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