Burgos, Bartolomé

Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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Las caricaturas de Mahoma publicadas por el semanario francés Charlie Hebdo, a comienzos de 2015, provocaron una reacción violenta en la población de Níger, musulmana en casi su totalidad.

¿Es el Islán de Níger muy agresivo?

Tradicionalmente no lo ha sido, aunque los brotes de violencia siempre son posibles, sobre todo entre la juventud. Las caricaturas de Mahoma fueron un detónate en todo el mundo islámico y también en Níger.

¿Y qué tiene de particular este imán llamado Assadek?

Lo particular es el hecho de que haya establecido unas relaciones de amistad y colaboración con el sacerdote que se ocupa de la pequeña comunidad católica, en la ciudad donde Assadek es imán. Juntos colabores por el bienestar y la educación de la población, casi toda musulmana.

¿Cómo puede la misión católica servir a una población musulmana?

La misión católica dirige una escuela donde acuden los niños, tanto católicos como musulmanes. En dicha escuela la mitad son niñas y el director es musulmán. La educación que reciben está en sintonía con la cultura nómada local. También hay un dispensario en la misión; su director también es musulmán; como lo son casi todos los trabajadores y pacientes, e incluso el secretario y el tesorero de la Caritas local. Esto explica las buenas relaciones con el sacerdote católico y que el imán defendiera a la comunidad cristiana en esos días de turbulencia.

¿Qué hizo el imán para salvar la capilla católica?

En la mezquita, cuando todo el mundo estaba en la oración, el imán se dirigió con vehemencia a sus fieles: “nadie va a tocar la misión- les dijo-. El que quiera atacar la iglesia lo hará por encima de mi cadáver. El que tenga la tentación de hacerlo, que sepa que va contra el Islam”. Se dirigía, sobre todo a los jóvenes, mirándolos uno a uno. Así que, en los dos días siguientes ardieron más de 50 iglesias por todo Níger y mataron a algunos cristianos, pero nada ocurrió en esta pequeña capilla católica.

¿Continúan las buenas relaciones?

Han pasado dos años pero el imán y el sacerdote católico, los dos nigerinos y amigos, siguen deliberando juntos la continuidad de los proyectos que llevan ente manos y como ayudar a grupos nómadas en sus problemas y sus necesidades. El sacerdote católico estudió en una madrasa o escuela islámica cuando era niño
La actitud del imán siempre ha sido abierta y se negó a la construcción de otra mezquita grande y nueva en su ciudad, para detener la implantación de un Islam radicalizado